Todo parece hacer de este rincón del noroeste de Argentina un sitio especial. El pueblo de Purmamarca posee un aspecto arquitectónico de casas bajas construidas en adobe, un tipo de construcción tradicional en muchas provincias norteñas del país. Pero este punto en el corazón de la Quebrada de Humahuaca tiene algo que lo hace un lugar único: es un pueblo al pie de un cerro de “siete colores”.
La Quebrada de Humahuaca encuentra en éste sitio del noroeste de Argentina una de las más curiosas y peculiares gamas de colores en sus montañas, el resultado de procesos geológicos que incluyen sedimentación marina, lacustre y fluvial, con su acabado final gracias a los movimientos tectónicos. En resumen, un colorido experimento geológico en un sitio como la Quebrada que por sus valores culturales y paisajísticos está reconocido como Patrimonio de la Humanidad.
El llamado cerro de siete colores protagoniza un pequeño valle modelado por el río Purmamarca, y en un paisaje decorado por cardones y montañas rojizas que contrastan con un cielo azul intenso. Esa combinación, la del cielo azul, los cerros, el pueblo, y el protagónico cerro de siete colores que enmarca el final de una calle polvorienta, es una de las postales más bonitas que encontrar en Argentina. Y uno de los puntos del país donde se confirma la variedad de paisajes, pero también la riqueza cultural y de estilos que es posible encontrar dentro de un mismo país.
Purmamarca es de esencia tranquila, y así resiste a la modernidad que atrae aparejada cemento (y especialmente turistas) desde que la región fue declarada como Patrimonio de la Humanidad. De hecho, sus calles principales aún son de tierra porque así parece ser la esencia del lugar. Una tierra rojiza que también da tono a las casas de adobe.
Purmamarca es un nombre de lengua aimara que significa “ciudad del desierto”, pero también “pueblo de la tierra inalterada”. Suena bonito, y es tan bonito como suena. Es de hecho el pueblo más pintoresco (y uno de los más visitados) que podríamos encontrar en la Quebrada de Humahuaca, un gran valle rodeado de sierras multicolores.
La Quebrada de Humahuaca encuentra en éste sitio del noroeste de Argentina una de las más curiosas y peculiares gamas de colores en sus montañas, el resultado de procesos geológicos que incluyen sedimentación marina, lacustre y fluvial, con su acabado final gracias a los movimientos tectónicos. En resumen, un colorido experimento geológico en un sitio como la Quebrada que por sus valores culturales y paisajísticos está reconocido como Patrimonio de la Humanidad.
El llamado cerro de siete colores protagoniza un pequeño valle modelado por el río Purmamarca, y en un paisaje decorado por cardones y montañas rojizas que contrastan con un cielo azul intenso. Esa combinación, la del cielo azul, los cerros, el pueblo, y el protagónico cerro de siete colores que enmarca el final de una calle polvorienta, es una de las postales más bonitas que encontrar en Argentina. Y uno de los puntos del país donde se confirma la variedad de paisajes, pero también la riqueza cultural y de estilos que es posible encontrar dentro de un mismo país.
Purmamarca es de esencia tranquila, y así resiste a la modernidad que atrae aparejada cemento (y especialmente turistas) desde que la región fue declarada como Patrimonio de la Humanidad. De hecho, sus calles principales aún son de tierra porque así parece ser la esencia del lugar. Una tierra rojiza que también da tono a las casas de adobe.
Purmamarca es un nombre de lengua aimara que significa “ciudad del desierto”, pero también “pueblo de la tierra inalterada”. Suena bonito, y es tan bonito como suena. Es de hecho el pueblo más pintoresco (y uno de los más visitados) que podríamos encontrar en la Quebrada de Humahuaca, un gran valle rodeado de sierras multicolores.
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