miércoles, 30 de enero de 2019

Africa, km0

Últimamente no puedo dejar de evocar estos meses pasados en Africa, y eso me remite a algo que he leído últimamente y que corroboro al 100%: “Africa me ha enseñado a conocerme mejor, a descubrir otra forma de vida, a aprender de los otros y a vivirla con más intensidad. Una de las cosas que mas me gustan de Africa es que a menudo te rompe los esquemas y te obliga a reflexionar sobre las prioridades de la vida. Allí no tardas a darte cuenta de que el tiempo no se mide como en Europa, de que la acumulación de cosas materiales carece de sentido y de que cada día puede ser una aventura. Está claro que los viajes que merecen la pena son los que te cambian, y es difícil seguir siendo el mismo después de viajar a Africa por un tiempo considerable. Allí se aprende que improvisar no tiene por qué ser malo y que nunca hay que tener prisa por llegar. Africa nos da la oportunidad de dejarnos ir y de aprender a colaborar con lo inevitable. En Africa, casi todo se complica por norma, pero al final siempre acaba arreglándose...”
Y es que Africa es también una extraña sensación de estar lejos de todo, inmerso en un paisaje único que no tiene nada que ver con tu entorno habitual y que es capaz de transportarte a varios siglos atrás... Africa, una tierra fascinante que nos invita a conocernos mejor, a descubrir al otro y a plantearnos todo tipo de preguntas sobre los conceptos de progreso, humanidad y civilización.

























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